lunes, 23 de noviembre de 2009

Más playas blancas y primera emergencia

Día 26
Mana (Islas Fiyi)

Dormimos como angelitos, sin un solo ruido en toda la noche, pero con mucho repelente de mosquitos y con el incienso para ahuyentarlos, porque por estas zonas los mosquitos son casi porta-aviones :^P

Salimos a desayunar, otra vez cutrillo: tostadas, té y café, mantequilla y mermelada. ¡Nada más! Queríamos descubrir otra de las playas de las zonas, así que le preguntamos al dueño que nos dejase a alguien para guiarnos a ‘Survivor Beach’. Un chavalote nos llevó por el poblado de Mana, pasamos la Iglesia y el Colegio (¡vaya telita!) y nos dejó en el camino en dirección a la playa.



En ese momento, nos cambiaron de guía: una perrita muy graciosa a la que bautizamos temporalmente como Lola. Como llevábamos pan para los peces, la perra olía algo y no se separaba de nosotros. Se pegó el primer chapuzón en cuando Elena se metió en el agua a bucear. Después, salió y se puso a cazar cangrejos. Los movía arriba y abajo e iba mordiendo, los ruidos de las patas del cangrejo siendo devorado eran sorprendentes.


Hicimos un poco de buceo hasta la barrera de coral, que había que nadar como unos 300 metros, al terminar el coral, empezaba una bajada y la profundidad cambiaba radicalmente hasta unos 12 metros o así. Ahí fue donde vi el Tiburón del Coral. Son pequeños, como 1 metro, pero siguen imponiendo, por mucho que la gente diga que son agresivos, nosotros precavidos, volvimos al coral. Más peces, de muchos colores, estrellas de mar azules, y hasta un caballito de mar :P

Volvimos a tomar el sol, y ahí estaba Lola esperándonos. Le dimos de comer todo el pan que habíamos traído, aunque también dejamos algo para los peces. Con la barriga llena, se tumbó al lado de Elena para la siestecita. Un ratito de sol y de vuelta para prepararnos a volver a Nadi.



A Elena le empezó a doler muchísimo una muela, y aunque íbamos preparados con drogas para casi todo, no llevábamos cosas tan específicas como para los dientes. Sí, antibióticos en general. Parecía que podía aguantar.


En el camino de vuelta, nos encontramos con el tour que había organizado el hostal para ver el colegio y los niños. Algo rápido. Una duchita, hacer las maletas y esperar nuestro “Mana Flyer” para llevarnos a la isla principal. Mientras llegaba el transporte, en el que también iban las españolas Ester y Laura, echamos un futbolín que tenían gratis allí. Ahora ya sé la razón por la que Fiyi nunca hace nada jugando al fútbol: los futbolines tienen 2 porteros. ¡Manda huevos!


Antes de salir, el recibimiento a los que venían: ‘Money, money, Money, Money…’, al que se unen los que se van, también cantando. Reconozco que es divertido y agradable. El camino de vuelta a la isla fue tranquilito y con un paisaje muy bonito.


Al llegar, un coche nos estaba esperando para llevarnos a casa de Paul y Diana, pero les habían dejado nota que nos llevasen al “Boat Club”, donde estaban Diana y Noah (el agente, primo de Paul: personaje total), y, también, un nuevo invitado de Diana: Daniel, un chico polaco muy simpático que acaba de llegar la noche anterior y se iba el día siguiente a una isla. Otra curiosidad, compartimos la furgo que nos llevaba con Laura y Ester, y resulta que teníamos el mismo vuelo a Auckland (Nueva Zelanda) el día siguiente, por lo que quedamos en vernos en el aeropuerto.

Por fin, un verdadero bar fiyiano, con locales y comida/bebida barata. El mejor pollo curry que recuerdo en mucho tiempo. Elena pidió pescado curry, pero la muela estaba apretando y no podía soportar el dolor, así que Diana se la llevó de urgencias a un dentista bueno que le administró unas drogas ‘duras’, suficiente para parar el dolor y que pudiese dormir un par de horas.

Mientras, yo fui con Daniel, Noah y una amiga de Diana en taxi a un supermercado local, con precios irrisorios, de locales. Compramos la cena y unas cuantas birras. Hoy le tocaba cocinar a Noah un plato local llamado ‘Rou Rou’.


No hicimos mucho más. Jugar con los cachorros, cenar, tomar unas birras, enseñar las fotos y charlar. Nos fuimos a dormir prontito porque el día siguiente volábamos pronto. Una buena sensación de islas Fiyi, corta pero intensa.



Control de Gastos:
- Comida: 26 Fiji$ (10,40 €)
- Cena y Birras: 42 Fiji$ (16,80 €)
- Dentista: 105 Fiji$ (42 €)

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