viernes, 27 de noviembre de 2009

Milford Sound y cena en la granja de los locos


Día 30
Milford Sound – Gore (Pukerau)

Nos levantamos muy pronto porque nos quedaban unos 120 kilómetros hasta Milford Sound, y nuestro crucero era a las 9:15. Salimos del hotel a las 6:45, con la mala suerte de dejarnos el móvil de Laura enchufado y con la puerta cerrada. Ester no se enteró y metió las llaves en el cajón, así que tuvimos que dejar una nota, también en el buzón, para que supiesen que volveríamos a recogerlo, ¡vaya tela!

El camino hacia Milford Sound es bastante bonito, y como está muy alto, y por arriba siempre llueve, había cascadas naturales por todas partes. También hay un gran ‘cementerio’ de conejos y otros animales muy extraños llamados Possum (importados de Australia), que son una mezcla entre conejos y ratas.

La marca de entrada/bajada a Milford Sound es un túnel de 958 metros de una sola dirección, con un semáforo que cambia de verde a rojo cada 15 minutos. Si tienes suerte, genial, sino, a esperar. Para la ida, el semáforo estaba abierto por suerte, pero la bajada es tremenda y no tenía muy claro si íbamos a poder subir después :D


Tras el túnel, la velocidad máxima que pudimos pillar en la bajada con las curvitas fue unos 40 km/h, menuda montaña rusa :P

Al llegar, como éramos de los primeros en llegar, hicimos una café para entrar en calor. Ya se notaba que aquí hacía muchísimo frío. Las vistas cada vez mejoraban más, estábamos, por fin, en los Fiordos de Nueva Zelanda. Por fotos, son parecidos a los de Noruega.


Fuimos a cambiar nuestra reserva y también nos regalaron un ticket para desayuno: el café, el té y las galletas son gratis. ¡Seremos capullos! Habíamos pagado un precio bastante alto por el café en el bar, y en el barco era gratis.

Hay varias compañías que hacen paseos por Milford Sound (en maorí Piopiotahi), barcos más grandes y más pequeños. El nuestro era mediado, y la primera hora de la mañana está muy bien porque hay mucha menos gente. Entramos en nuestro barco y nos sentamos donde pensábamos que se vería mejor. La realidad es que una vez empieza a moverse el barquito, todo el mundo se levanta y se pone a andar.


El paraje es bastante peculiar, con muchas reminiscencias a ‘El Señor de los Anillos’, que también se grabó aquí, por supuesto. Hay cataratas naturales por todas partes: grandes, pequeñas, rectas, goteando por la pared, como una manguera… Las nubes están muy cerquita, y, curiosamente, es agua dulce los 3-4 primeros metros de agua, y la salida al Mar de Tasmania hace que por debajo sea salado. Eso sí, mucho frío.


No conseguimos ver delfines, pero sí bastantes focas. Alguna nadando, y la mayoría tumbadas a la bartola.



El simpático del conductor nos llevó a una de las cataratas más grandes y puso la cola del barco (¿es la popa?) justo en la caída del agua, desde unos 160 metros. Resultado: la mayoría de chafarderos que estaban mirando quedaron calados. Yo encontré un buen escondite y Elena se metió dentro.



Aunque la carretera para llegar sea muy tortuosa, el viaje en barco está muy bien y tiene un precio muy razonable. Regresamos tras 2 horas después y acababa de empezar a llover bastante fuerte. Sin duda, el viaje de vuelta iba a ser divertido y con muchísimas cataratas naturales nuevas.


Así fue, el paisaje cambiaba según la lluvia que cayese. Solamente tuvimos que esperar unos minutos en el túnel, y nuestro súper coche pudo subir. Con algunos problemas, pero pudo subir.

En el camino nos paramos en unas cataratas (cutres, por cierto) que aconsejaban en la Lonely Planet.


Nos costó mucho encontralo porque ya no mantienen el caminillo, así que te las tienes que ingeniar para llegar allí, en plena naturaleza. Como llovía bastante tuvimos que tirar de impermeables. Aquí Elena con el suyo del Barça, para que Ignasi y Roca se pongan contentos.


De regreso, paramos otra vez en Te Anau para poner gasolina y comprar comida en el supermercado. Queríamos hacer un picnic en algún sitio, pero llovía tanto, durante todo el día, que decidimos ir hasta Gore sin parar a comer.

Después de Gore, teníamos que seguir hacia un pueblecito llamado Pukerau, donde nuestros amigos Robyn y Graeme vivían. Nos costó un poquillo encontrarlo porque vivían en el medio de ninguna parte. Una granja gigantesca, con 7000 ovejas y 500 vacas.

Nada más llegar, Robyn, una mujer divertidísima, ya nos estaba esperando. No sé lo que fuma esta mujer, pero realmente es la bomba. Solamente tenéis que mirar la foto de bienvenida :DD


Graeme, con un acento kiwi algo difícil de pillar hasta que te acostumbras, es un granjero, que cuida de sus ovejas, y vende unos 30.000 kilos de lana al año. Un cacho de pan, de verdad.


Incluso había empezado a cocinar la cena para nosotros: habían matado un corderito y un pollo para cenar. Nosotros propusimos ampliar la cena con un par de tortilla de patatas y pan con tomate. A la cena vino también un amigo de Robyn y Graeme llamado Vic. También un cachondo mental. Serán los vientos de la zona que hace que la peña esté así por aquí, jeje. Para amenizar más la velada, y aprovechando que era Viernes noche, hice unos 5 litros de Sangría.


Vic y Graeme aprovecharon para explicarme las cervezas de Nueva Zelanda. Las buenas son ‘Speights’ y ‘Steinlager’ (o ‘Steiny’ como la llaman ellos). Las cutrillas son ‘Tasman Bitter’, ‘Export Gold’ y ‘Tui’. Nosotros compramos, sobre todo, las últimas, que son más baratas, y con lo borrachos que somos, ya nos vienen bien :P

Una cena muy agradable, en familia, contando historias, y acabando la velada jugando al Pictionary. Ganamos los chicos, para rabia de las chicas, que incluso nos hacían trampas. Ni así eran capaces de ganar.


La nota divertida de la noche que nos hizo hacer muchas bromas fue el fondo de pantalla del portátil de Robyn, dos pájaros, uno con una postura muy extraña y con la frase “Retrasados: todos conocemos alguno”. Bueno, vosotros me conocéis a mí :DDDD


El humor y sarcasmo de Robyn nos hizo pasar una velada entrañable. Y las habitaciones estaban de putísima madre. Debido al frío, tenían mantas eléctricas en las camas, ¿podéis imaginar la temperatura? Nos fuimos a dormir en un silencia absoluto, y ya tocaba porque llevábamos 4 días pegándonos buenos madrugones.

Control de Gastos:
- Café: 8,50 NZ$ (4,25 €)
- Gasolina: 63 NZ$ (31,50 €)
- Gasolina: 6 NZ$ (3 €)
- Cabaña-Hotel: 44 NZ$ (22 €)
- Coche: -55 NZ$ (-27,50 €)
- Supermercado: 41 NZ$ (20,50 €)
- Cena: 41 NZ$ (20,50 €)

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