viernes, 6 de noviembre de 2009

Nara con un guía local

Día 10
Nara

Shogo vive en la parada de metro de Shin-Omiya, que está a tan sólo una parada de Kintetsu-Nara Station, el centro de Nara. Nos levantamos y salimos directos para allí después de desayunar, prontito porque hacía un sol espléndido. Al llegar, fuimos a la oficina de información turística, donde, además del mapa en castellano y en inglés, nos ofreció llamar a unos voluntarios que hacen rutas turísticas gratis. Obviamente, dijimos que sí. Y a los 10 minutos apareció Harumi, una mujer jubilada enamorada de Nara y que va haciendo rutas por la ciudad, encantadora y muy simpática.



Harumi pertenece al YMCA (del inglés Young Men Christian Association), como la canción de Village People. Tendríais que haber vista la cara de Elena cuando el tipo de turismo dijo lo de YMCA :D Voy a dejar aquí los datos porque es realmente recomendado. Te llevan a todas partes, te van contando las historias y no se necesita mapa:

NARA YMCA GOODWILL GUIDES
Horarios: Lunes a Viernes – 9:30 á 20:00 | Sábados – 9:30 á 17:00
Teléfono: 0742 45 5920 (hacen reservas!!!)
Email: eggnaraymca@hotmail.com

Harumi nos llevó por todos los templos de Nara, al gran Buda y a la zona de las linternas, mientras nos explicaba toda la historia y tradiciones alrededor de cada uno de estos monumentos. Al igual en Miyajima, pero mucho más aquí, todo el centro histórico (que es como una gran parque) está lleno de ciervos, encantados con los turistas que les alimentan, ya sea con comida o con mapas, porque se lo comen todo. Uno de los ciervos me pegó un bocado en el culo mientras les estaba dando galletas. Joder, ¡qué forma de llamar la atención! :D



Había muchísimos niños de colegio, con sus excursiones, complemente uniformados. Cada uno de los colegios lleva un distintivo único: una gorra con una forma y color diferente. Y los niños, muy bien educados ellos, no se la quitan. Aunque son un poco ruidosos y van todos son sus consolas portátiles y, cómo no, con sus máscaras para no infectarse. Un poco paranoico desde mi punto de vista.



La pagoda (el templo con la forma más característica del arte japonés) de 5 plantas era impresionante, pero lo que más nos impresionó fue el Buda verde grandioso que está dentro de un templo que fue la antigua residencia imperial. En la entrada de los templos budistas japoneses, a diferencia de otras culturas, se pueden ver siempre figuras de Samuráis, como grandes proctectores. Reconozco que es la ciudad que más me ha gustado de cuantas hemos visitado en Japón, muy recomendable.

El templo:

El buda:


Uno de los samuráis:


La Pagoda:


También hicimos una paradita en unos jardines japoneses que han cambiado su política de acceso y son gratuitos, hasta para los turistas; por lo que te hacen una encuesta para saber cómo sabías que no se tenía que pagar. Vamos, que teníamos mucho idea, ¡no te jode!


Por la tarde, nuestra amiga de Osaka, Saori, también amiga de Shogo, vino a visitarnos para hacer una cena multicultural. También vino un chico de Malasia que estaba recién llegado a Japón, también de turismo.

Entre los platos que preparamos estaban:

- Nabe: una sopa japonesa
- Sangría: no podía faltar
- Guacamole: de México
- Pan con tomate: lo nuestro

Con Saori vino su adorable perrita, Vanilla, a la que lleva escondida en un bolso, porque no puede ir en el transporte público. Vanilla llevaba un traje de Chanel (falso, por supuesto :D) y unos dodotis para prevenir accidentes. ¡Monísima!



Algo más tarde se nos unió un amigo de Shogo llamado Ken, también japonés y que no hablaba ni gota de inglés, pero le encantaba tocar la guitarra, por lo que nos comunicamos con ‘La Bamba’, ‘Livin’ on a Prayer’ y ‘Master of Puppets’. Con el subidón de lasangría y las birretas, nos lo pasamos de puta madre y a dormir contentillos, en familia.


Control de Gastos:
- Metro: 300 yenes (2,29 €)
- Buda: 1050 yenes (8,02 €)
- Desayuno: 270 yenes (2,06 €)
- Farmacia: 315 yenes (2,40 €)
- Comida: 420 yenes (3,21 €)
- Metro: 300 yenes (2,29 €)
- Cena: 1350 yenes (10,31 €)

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