martes, 19 de enero de 2010

En ruta hacia Camboya

Día 83
Bangkok – Aranyaprathet – Poipet – Siem Reap

Nos toca cambiar de país, principalmente porque mi visado expira hoy, y si me quedo más, me cobran como 10€ por día extra.

Existen un par de opciones para extender el visado:
1 – Salir del país y volver a entrar por tierra, con lo que te dan 15 días más
2 – Ir a alguna embajada o centros de extensión, previo pago

Primero, hicimos el desayuno con Ariel, para despedirnos (te echaremos mucho de menos, Ari!!!), y cogimos un taxi hacia la estación del norte, Morchit.

Hay que estar atentos, porque ofrecen muchos viajes ‘organizados’ hacia Camboya, y muchos son estafas. Las estafas más comunes son:
- (En Tailandia) Viaje organizado hacia Camboya: el autobús se ‘rompe’ y tardan mucho en arreglarlo, por lo que tienes que quedarte en el hostal que ellos te dicen o no se continúa el viaje
- (En Tailandia) Viaje organizado hacia Camboya: el autobús para en una agencia para obligar a todo el mundo a hacerse el visado allí. Si no lo hace todo el mundo no se continúa el viaje
- (En Tailandia) Hasta la estación de autobús en la frontera y pillar un tuk-tuk: el tuk-tuk te para en una agencia de viajes que dicen ser la frontera y te hacen el visado por casi el doble del precio original
- (En Camboya) Autobús gratis a la estación central (hay tres colores diferentes a diferentes estaciones): al pasar la frontera te llevan de manera gratuita a una estación para turistas exclusivamente que tiene precios algo más altos
- (En Camboya) Autobús gratis a la estación central (hay tres colores diferentes a diferentes estaciones): al pasar la frontera te llevan de manera gratuita a una estación para turistas que tiene precios más altos y que te dejan a 15 kilómetros del destino, por lo que hay que tomar un tuk-tuk que te cobra algo más
- (En Camboya) Cuando pillas el taxi, éste puede parar en algún sitio para cargar material y dirá que lo tiene que llevar a algún familiar, no es grave. Quizás puede recoger al alguien más al salir, algún local con el que se comparte el coche.
- (En Camboya) El taxi hará alguna parada para poner gasolina o para que lo limpien como pretexto. Básicamente, son bares donde tienen comisión. En realidad, te da igual, si quieres beber algo, o comer ligero e ir al lavabo, es una buena excusa. Valen lo mismo que otros bares, con la diferencia de que la comisión va para el conductor.

En cualquier caso, al destino vas a llegar, pero te cobrarán el doble o perderás una noche, con el gasto extra que supone.

Pues, sabiendo la ruta y las estafas que puedes sufrir, se hace más fácil. La ruta es:
1 – Bangkok (estación del norte, llamada Morchit). Aquí se compra un billete hasta la ciudad fronteriza: Aranyaprathet
2 – Aranyaprathet: se toma un tuk-tuk, que suele ser barato, hasta la frontera, para cruzarla a pie
3 – Se cruza la frontera de Tailandia a pie y te sellan el pasaporte de salida
4 – Se anda hasta la frontera de Camboya, en la ciudad de Poipet, unos 500 metros, y te sellan el pasaporte de entrada. ¡Ojo! Hay que tener el visado electrónico ya hecho, y se puede hacer por la web, como mínimo, dos días antes, sino, sale más caro
5 – Una vez en Camboya, en Poipet, con el pasaporte sellado, te llevan con un autobús a una de las estaciones para turistas. Olvidaros de ir con los locales: nadie habla inglés y no tienen ni puta idea de lo que les dices. Hay un autobús rosa, otro blanco y otro verde. Cada uno con su estación. Nosotros solamente fuimos a una, por lo que no sé los precios de las demás.
6 – En la estación para turistas, como era de esperar, los autobuses ya han salido y no hay más hasta el día siguiente, por lo que hay que ir en taxi, compartido o privado. Aquí hay que aceptar el caso y regatear un poco. También hay que asegurarse que al llegar, te trasladan a tu hotel en Tuk-Tuk; debe estar incluido en el precio.

En el mapa, se ve la ruta bien.

Nuestro destino era Siem Reap, que alberga los imponentes Templos de Angkor. El taxi nos dejó sin problema, por un módico precio, en la estación de Morchit. Ahí compramos el billete, muy barato, y nos metimos en el bus en la vía 116.

4 horas de bus hasta la llegada en Aranyaprathet. No es muy bonito el bus, pero sirve para el camino, porque, al menos, tiene aire acondicionado.

Al llegar, hay que buscarse un Tuk-Tuk que te lleve a la frontera. El precio será barato, aunque, en Tailandia, todos los precios son como en la foto. La misma cerveza, 4 precios diferentes :DD

Y un Tuk-Tuk volamos, con todas las maletas.

Para nuestra sorpresa, aunque fuimos bastante claros con el destino, nos paró en una agencia para hacernos el visado. Como ya lo teníamos hecho, y aunque se identificaron como Policías de Frontera, no tenían mucho que rascar. Pero los gritos se escucharon hasta en Camboya :P Ni un duro, bronca al Tuk-Tuk y hacia la frontera. Esta es la agencia que nos quería hacer la vaina.

Ya divisamos la frontera.

Cargados con las maletas, hay que andar unos 300 metros y pasar por inmigración de Tailandia.

Al pasar, se divisa la frontera de Camboya, unos 300 metros más para andar, con el símbolo del país, los Templos de Angkor.

Con nuestros visados electrónicos ya hechos, dos copias impresas, y una buena cola con mucho calor, esperamos nuestro turno en inmigración. Por desgracia, un turista americano, pesadísimo y súper espitoso no paraba de hablar con nosotros, dejando patente su incultura geográfica e histórica. Pero él hablaba, cuando ya te cansabas, saltaba a por otro en la cola, y otro, y otro. ¡Buf, qué duro fue!

Pasamos inmigración sin problemas y ya estábamos, oficialmente, en Camboya, en la ciudad de Poipet. Varias personas te quieren meter en sus buses. Ya sabéis, tres colores; tres estaciones. Pillamos uno de ellos, el blanco. Hasta una terminal de autobuses de turistas. Y tan panchos, así la llaman.

Querían que cambiásemos moneda en su oficina de cambio, con un ratio realmente penoso. Nosotros insistimos en que pagaríamos en Bahts tailandeses. La pelea fue muy dura, con muchos gritos y ellos muy cabreados con nosotros, que éramos tres, y nos habíamos aliado con dos chicas inglesas que conocimos en el bus.

Tras la pelea, el resultado fue positivo, aunque Elena quería irse a otra estación de buses, eso sí que es imposible. Una vez entras en una, con ellos has de lidiar. Sacamos un precio muy razonable: por 20€ íbamos los 3 en taxi privado, con aire acondicionado, hasta Siem Reap, que está como a 2-3 horas, y nos incluía el Tuk-Tuk del punto de llegada hasta nuestro hotel.

En relación a la moneda, Camboya es un puto caos. Se pueden usar, indistintamente, dólares americanos y rieles, la moneda local. El cambio aproximado es 4200 rieles = 1 dólar americano; o lo que es lo mismo, 5500 rieles = 1 euro. Para hacerlo más fácil, el dólar se deja en 4000 rieles. Cualquier cambio menor a un dólar se da en rieles, siendo 0,25 US$ = 1000 rieles; 0,50 US$ = 2000 rieles y 0,75 US$ = 3000 rieles. A veces, te pueden dar todo en rieles, así que preguntar ‘explícitamente’ si tienen cambio en dólares. Al final, tendréis en la cartera billetes de los dos tipos. Como dice Luciano, un país que no tiene monedas, no puede funcionar bien :DD

Al salir de la estación, sin estar a la vista de los ‘agentes oficiales de Turismo de Camboya’, el conductor nos dijo que tenía que recoger unas cajas para su hermano, que vivía en Siem Reap. No nos importó mucho, porque íbamos detrás los tres y podía hacer lo que quisiera con el asiente delantero. Almacenó nuestras maletas y cargó el coche hasta las trancas. Salimos de Poipet hacia Siem Reap, ¡por fin!

Hicimos una parada entre medio para poner gasolina y limpiar el coche. Aprovechamos para ir al baño y refrescarnos un poco.

Al llegar a Siem Reap, nos dejaron en uno de los puntos de llegada, detrás de la calle principal, algo oscuro, con varios Tuk-tuk esperando presa. La carnaza es que no tengas hotel y te puedan llevar al que ellos tienen comisión, porque, de una u otra forma, el trayecto será gratis.

A Elena le dio un toque de pánico, pensando que nos iban a llegar a otro sitio, que tuviesen comisión y no a nuestro, que no habíamos pagado aún, y donde nos esperaba un chico local de CSing llamado Ben que nos había hecho la reserva. Yo estaba muy tranquilo, porque la persona más alta alrededor mío era Luciano, así que con 3 podíamos cada uno ;-)

Pude tranquilizar a Elena y metimos las maletas en el Tuk-tuk que nos llevó a nuestro hotel, sin problemas la verdad. Allí nos esperaba Ben, que quería llevarnos a cenar a un sitio local, con dos amigas coreanas.

El hotel estaba muy bien, muy espacioso, con aire y agua caliente. Costaba 15 US$ la noche con desayuno incluido y acceso WiFi gratuito para los clientes.

Pues nos dimos una ducha y Ben nos llevó, con sus dos amigas coreanas, a cenar a un restaurante muy buen y local llamado “Khmer Kitchen”, justo en Pub Street, donde está toda la vida nocturna de Siem Reap. También invitamos a las chicas inglesas que habíamos conocido en el bus.

Era el momento de probar la comida nacional: el Amok, una especie de curry muy sabroso y poco picante, no como sus vecinos tailandeses :DD

Cenamos muy bien, por un buen precio, y salimos a tomar una cerveza a Pub Street, una calle llena de bares a ambos lados, con precios muy razonables. Aunque Elena quería a un bar que le gustó, nuestro amigo Ben nos dijo que era mejor que fuésemos a otro, que era un poquito más caro, pero la cerveza sabía mejor. Claro, no nos iba a decir que tenía comisión o birras gratis por llevar turistas, ¿no? La vida en Camboya no es muy fácil, así que todos intentan hacer su negocio como bien puedes. Cualquier persona que te ayude se va a llevar comisión de algo, por lo que no hay que darle muchas vueltas, y aceptarlo tal y como es.

También teníamos un nuevo miembro (¿debería decir nuevA miembrA? :DD) en el equipo: Gaili, una chica estonia, de Tallin, también de CSing, que se nos unía al grupo desde el día siguiente hasta la primera semana de Febrero. Pero llegó tarde al hotel del aeropuerto y no vino a cenar.

De camino al hotel, tras terminar nuestras cervecillas, y con la sorpresa de ver cómo salía ardiendo el poste de luz al que estaba conectado el bar, justo a 1 metro nuestro, y que rociaron de polvo de extintor, dejando blancos (nunca mejor dicho) a todos los cliente; negociamos con un Tuk-Tuk para que nos hiciera de conductor el día siguiente alrededor de los Templos de Angkor. Recogida a las 9:00 en el hotel. ¡Más fácil imposible!

Pero me da la impresión que los camboyanos no hinchan tanto los precios como los tailandeses y no están tan acostumbrados a negociar… Veremos en unos días.

¡A dormir! Pero os dejo un poco de cultura general para que podáis seguir nuestros días en Camboya con más facilidad.

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Vamos a explicar algo de culturilla sobre Camboya. La etnia original camboyana son los Khmer, un grupo bastante antiguo (al menos mucho más que sus vecinos), que tuvieron un imperio enorme y muy poderoso en tiempos pasados. El siglo XX no les sentó muy bien y entraron un poco en decadencia, hasta el punto de convertirse en los más débiles del Sudeste Asiático.

Durante la guerra de sus vecinos, Vietnam, con EEUU, algunos grupos del Vietcong se ubicaban en la frontera de Camboya con Vietnam, por lo que los yankees bombardearon estas zonas, aunque pertenecían a Camboya (ya sabemos cómo son los americanos, ¿verdad?). Esto provocó el levantamiento de un grupo paramilitar comunista llamado Khmer Rouge, liderados por un tal Pol Pot. Este grupo, con la excusa de mejorar el país, tomaron el poder y empezaron a luchar a diestro y siniestro.

Sus creencias eran muy simples: todo lo que está educado es corrupto, y lo único puro es lo que vive en los campos, lejos de las ciudades. Este pretexto sirvió para aniquilar a muchísimos conciudadanos y mandar al resto a campos de trabajo forzado para conseguir comida y minerales que intercambiaban con China por armas para “su” causa.

Así, en 4 años de dictadura… perdón, de régimen democrático-comunista, y en el año que le siguió tras caer ante los Vietnamitas, mataron (o murieron de hambre en su defecto) 2,5 millones de personas. ¡Casi nada!

Eso que os parece tan alejado ocurrió de 1975 á 1980, por lo que Camboya es un país que está renaciendo de sus cenizas, pero, aún, el peso de ese trauma está vivo en las generaciones actuales, así que, yo creo, les falta un poco más de tiempo de adaptación.

Al respecto os recomiendo un libro que me he leído estos días y que se llama “First they killed my father. A daughter of Cambodia remembers” de Loung Ung, una niña que lo vivió en primera persona. Es durillo, por cierto, pero útil para ver de lo que somos capaces los seres humanos.

Control de Gastos:
- Visado: 1600 THB (35,00 €)
- Impresión de Visados: 60 THB (1,25 €)
- Autobús Bangkok – Camboya: 200 THB (4,16 €)
- Tuk-Tuk: 80 THB (1,66 €)
- Taxi Camboya: 1000 THB (20,83 €)
- Cena: 11 US$ (7,75 €)
- Bebidas: 8 US$ (5,63 €)
- Hotel: 15 US$ (10,56 €)

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