miércoles, 20 de enero de 2010

Los Templos de Angkor

Día 84
Siem Reap

El día más emocionante, a nivel turístico, en Camboya: los imponentes e históricos templos de Angkor, una de las ‘nuevas’ 7 maravillas del mundo.


Un poquillo de historia, para no haceros ni leeros una guía (¡vagos!):

Angkor es una región de Camboya que alojó las sucesivas capitales del Imperio khemer (a veces llamado ‘jemer’) durante su época de esplendor. El denominado Imperio Angkoriano dominó el sureste asiático, desde el Mar de China hasta el Golfo de Bengala, entre los siglos IX y XV. Sus monumentos y templos se encuentran cerca de la actual ciudad de Siem Reap, provincia de Siem Reap, Camboya, y fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1992.

Sólo recientemente esta área ha sido recuperada de la selva, con la excepción de su templo más importante, el templo de Angkor Wat, que aunque dedicado originalmente al dios hindú Vishnú, nunca llegó a abandonarse, siendo mantenido desde hace siglos por monjes budistas.

Angkor es una antigua palabra del sánscrito para referirse a ciudad; las palabras “thom” y “wat” son del actual idioma khmer para "grande" y "pagoda" respectivamente. Así pues, Angkor Thom se puede entender como la Gran Ciudad y Angkor Wat como la Ciudad del Templo.

Hasta aquí la historia necesaria, así que voy a resumirlo a mi modo. Angkor alberga muchísimos templos, tantos como para estar 5 días visitando templos sin parar, en un área de 200 km. cuadrados. Por eso, hay dos formas de visitarlos: todos los posibles, o centrarse en los más interesantes. Lo cierto es que, en general, son todos bastante parecidos, por lo que no sé si es necesario quedarse muchos días para visitar templos parecidos. En nuestro caso, nos trazamos una ruta en base a nuestros gustos.

Para eso habíamos alquilado un tuk-tuk con conductor. Siendo 4 personas, y con nuestro regateo habitual, nos salió por 12 dólares todo el día. Si lo piensas bien, la bici sale por 2 dólares y tienes que pedalear como un campeón todo el puto día. ¿Qué es mejor? ¿2 dólares y sudar o 3 dólares con el culo bien tranquilito? :DD ¡Allá cada cual!

Vamos al lío. Quedamos con Gaili en nuestro hotel a las 8:30, donde nos iba a recoger el Tuk-Tuk a las 9:00. Como teníamos desayuno incluido, aprovechamos para no salir con la hambruna. Al recogernos el Tuk-Tuk, fuimos al supermercado para comprar bebidas para todo el día.


Lo primero que hay que hacer al llegar al recinto es pagar la entrada, que no es barata precisamente. Te hacen un carnet con la foto y todo que te van pidiendo en la mayoría de templos. Hay una modalidad de 3 días que vale como 2, aunque creo que 3 días puede ser demasiado. ¡Ojo, para gustos, los colores!

Nuestra ruta, que ya habíamos explicado al conductor, consistía de varias paradas:
- Angkor Wat
- Baksei Chamkrong
- Bayon
- Baphuon
- Terrace of the Elephants
- Terrace of the Leper King
- Ta Keo
- Ta Prohm

En el mapa se puede ubicar cada uno de los sitios. Con bici, te puedes volver loco, pero con un Tuk-Tuk que lo conoce de memoria, se gana tiempo :P


Primera parada, el templo más conocido: Angkor Wat. Con una entrada imponente con grandes vistas, pero jodida por las putas obras con la lona verde.


Florecillas en el lago al lado del puente que da acceso.


Y Lucho y yo caminando delante.


Aunque adelante acontecimientos, el templo es mucho mejor desde fuera que desde dentro. Aprovechamos para hacer la foto artística con el reflejo del agua.


También nos hicimos nuestras fotos para el álbum :DD



(Aníbal, borra lo verde, por favor).

Por dentro, las ruinas son bastante curiosas, y tienen unas salas que parecen las piscinas de los templos romanos.



Después de recorrer todos los pasillos del templo que precede a las torres, nos dirigimos hacia el templo de verdad. Una cola bastante larga marca el punto de inicio de las primeras escaleras, bastante empinadas.


El templo por dentro, pues tampoco es nada del otro mundo, excepto por los torreones.



Pero hay una buena vista, eso sí.



Lo que menos me gustó, y en eso coincide todo el equipo, es que está hecho una mierda por dentro, y los restos se amontonan en cualquier esquina, sin vergüenza ninguna. Como veis, hay columnas dentro, pero muchas estás rotas.


Volvimos a bajar para ver las torres desde el patio.


Y nos dirigimos de vuelta a la salida para la siguiente parada: Baksei Chamkrong. Es un puente lleno de figuras que da acceso, por un templo coronados por caras desafiantes que un pequeño pasadizo.


Decidimos bajar del Tuk-Tuk y cruzarlo andando.


Al otro lado, nos esperaba el Tuk-Tuk y un montón de monos, esperando ser alimentados. El primero nos obligó a pararnos, porque era una madre amamantando a su bebé.


Después, les compramos unos plátanos a unos niños y nos divertimos un rato con los monitos. Había uno que solamente comía debajo de mis piernas, porque era joven y los demás le apalizaban si comía algo.


Los otros eran más desvergonzados y se hacían notar de cualquier manera.


Nos montamos de nuevo en el Tuk-Tuk y fuimos hacia el siguiente templo: Bayon. Posiblemente, el que más nos impresionó.


Bayon tiene 37 torres, la mayoría con 4 rostros esculpidos, y casi todos de manera diferentes: con los dos ojos abiertos, con un ojo abierto, con los dos ojos cerrados… Leí que los entendidos, aún no tienen una teoría firme al respecto en cuanto a su significado.


Quizás el misterio hace que el lugar sea más interesante para visitarlo.


Y para hacerse fotos.



Sí, sí, también se pueden besar las caras :DD


Al acabar con el templo, bajamos al punto de recogida, que era el Restaurante Nº 9. En la zona, hay varios restaurantes, y con un día largo de caminar, subir y bajar, es obvio que te va a entrar hambre. Para eso hay que escoger un sitio para comer. En principio, puedes ir donde te dé la gana, pero no hay mucha diferencia entre unos y otros, ni en calidad ni en precio. Nuestro chófer, nos dijo de esperarnos ahí, como sugiriendo el lugar para comer, porque es ahí donde tiene comisión. En efecto, nos da igual dónde comer, pero si podemos tener al conductor de buen rollo, es mejor para que tu estancia sea más placentera. Si vas a otro sitio, se puede putear y ser menos amable. Total, nosotros vamos a pagar lo mismo por comer, así que no buscamos peleas.


Eso sí, el hijo de puta no te creas que nos estaba esperando muy estresado y preocupado. ¡Menuda siesta!


Antes de comer, nos sobrecogimos con la cantidad de niños que están obligados a vender por la zona de Angkor. Reconozco que la dictadura fue complicada y que les está costando levantarse, pero si ellos mismo permiten eso en el lugar más turístico del país, es de juzgado de guardia. Y la mayoría tienen las caras amargadísimas, pobres. Aunque ves también alguna sonrisa preciosa.


Nos hizo gracia recordar que al cruzar la frontera en el día anterior, había un cartel gigantesco que decía, en 6 idiomas diferentes: “NO ABUSES DE NUESTROS NIÑOS”. A lo que a mí me gustaría añadir “…porque nosotros ya los explotamos…”. Y a lo que Luciano añade: “…y se cansan si hacen las dos cosas”. Hay que tener cuidado con este tema, más sabiendo que la prostitución infantil fue penada en verano de 2008, hasta entonces, era legal. Aunque solamente han encontrado 6 casos desde entonces: 1 japonés, 3 yankees, y 1 ruso. Precisamente, los países “más” avanzados, vox populi.

Bueno, esta niña nos dio mucha pena, y le compramos unos imanes. Era muy dulce y agradable, además de mucho más pequeña que los demás niños, que se metían con ella. Al fin y al cabo, tenemos una colección de imanes de nevera de todos los sitios que visitamos, por lo que en algún momento teníamos que comprarlo. También le compramos una Coca-Cola, porque eso no se lo pueden quitar sus padres.


Basta de ponerse filosóficos, que no vamos a cambiar nada (¡ojalá!), y, al fin y al cabo, somos unos capitalistas. Siguiente parada: Baphuon y la zona del Palacio Real.

Luciano se atrevió a subir las escaleras, o debería decir a escalar las escaleras. Pero Gaili, Elena y yo teníamos el estómago lleno y aún era pronto.


Aquí nos asaltó Superman, un niño monísimo, el más pequeño de cuantos vimos en la zona, vendiendo postales. No le compramos nada, pero le dimos unos caramelo, y, al final, unas monedas que nos habían sobrado de Tailandia. Otra vez me acuerdo de los carteles de la frontera, me cago en su puta madre.


Desde aquí, andamos hasta la Terraza de los Elefantes, donde hay esculturas a tamaño real de estos animales.


Y seguimos hasta la Terraza del Rey Leproso, cuyo nombre no viene de tener la ‘lepra’ sino del estado ‘leproso’ de las esculturas de la pared. ¡Estos historiadores del arte y arqueólogos!


Otra vez al Tuk-Tuk, hacia la última parada, pero haciendo una escala en un templo pequeño y muy interesante, llamado Ta Keo. Es importante porque tiene las escaleras más inclinadas de todo el complejo. Lo ‘coronamos’ Luciano y yo.


Cuando digo coronar, no tenéis más que ver cómo bajaba Lucho :DD


Conseguimos bajar sin matarnos, y me tocó hacer mi peculiar salto. Casi me rompo las rodillas, porque parece más bajo de lo que fue el salto, jeje.


Siguiente parada, el archiconocido templo de Ta Prohm, escenario de películas como Tomb Raider. Un buen ejemplo de conjunción entre naturaleza y arquitectura, porque durante siglos todos han luchado por sobrevivir, sufriendo una titánica transformación, donde la naturaleza recupera siempre su espacio.


Hay un montón de ejemplos de cómo la vida se hace paso por las piedras de los diferentes templetes, muchas veces rompiéndolos. Pero os dejo un par para daros envidia.




Llegaba la hora de volver, pero como teníamos al conductor de buen rollito, y le habíamos comprado una Coca-Cola, que posteriormente él devolvería para recibir el dinero que habíamos pagado; le dijimos de ir a ver la puesta de sol desde el punto más alto (ves en bici, ves… bueno Tarafa es un caso diferente, jeje). Antes, una parada para ganar tiempo y tomar una cerveza bien fresquita, porque aunque estuvo todo el día nubladillo, el calor era insoportable. Sudamos como auténticos cerdos. Nos improvisaron un bar en una tienda.


Y cayó el diluvio universal, así que de puesta de sol, nada de nada.


Cuando paró, de regreso al hotel, y despedida de nuestro chófer.


Nos dimos una ducha y salimos a cenar. Encontramos un restaurante local, en la calle de atrás de Pub Street, bastante barato y muy bueno.


En la lista del menú había una barbacoa de carne y pescado que no dudamos en probar. El único problema es que incluía dos tipos de serpiente (de agua y de tierra) y ranas (aunque a las ranas ya estaba acostumbrado).


Con la barriga llena y unas cervezas de medio a 40 céntimos de euro, nos fuimos a la camita.

Control de Gastos:
- Desayuno: 3 US$ (6,88 €)
- Templos de Angkor: 40 US$ (28,17 €)
- Tuk-Tuk: 6 US$ (4,23 €)
- Imanes: 2 US$ (1,41 €)
- Comida: 5 US$ (3,52 €)
- Bebidas: 6 US$ (4,23 €)
- Cena: 14 US$ (9,86 €)
- Hotel: 15 US$ (10,56 €)

No hay comentarios:

Publicar un comentario