sábado, 20 de febrero de 2010

Lao Chai y las minorías étnicas de Vietnam

Día 114
Sapa

Ya nos queda poquito tiempo en Vietnam porque se nos acaba el visado y tenemos que continuar hacia Laos en 3 días. Pero, antes, vamos a ver lo que nos guarda uno de los paisajes más famosos de todo el Sudeste Asiático: la ladera del Fansipan, con sus terrazas de campos de arroz. Para esto, el día anterior habíamos reservado un viaje con guía que incluía varias cosas.

Llegamos a la agencia de viajes y nos presentaron a un nuestro guía, Dem, un chico Tay local muy agradable. También al chófer, bastante seco. Nos metimos los cuatro en el coche y empezábamos el viajecito. La verdad es que la niebla era tan espesa que no se veían más de 5 metros delante del coche.


Nada más llegar al destino, unos 5 kilómetros, las vistas imponentes (y nubladas) de Lao Chai.


En eso momento, empezábamos la caminata, y como si por orden de llegada fuese, te van asignando un grupo de Dzao y Hmong a la caza del turista comprador.


Las vistas eran perfectas para hacernos unas fotillos.



Y nuestras compañeras de viaje seguían con nosotros. Ya llegó un punto que prefería hablarles en castellano, de todos modos no me entendían…



El grupo creció durante un rato al encontrar a un tipo de Jerez que iba con un guía local que hablaba castellano bastante bien, y sus vendedoras asignadas, claro. Este curioso personaje, al preguntarle dónde había aprendido castellano dijo: ‘En Cuba, con Fidel, ¡coño!’. Estos comunistas… :DDD


Ahí, empezamos la bajada por todos los campos de arroz y sus terrazas inundadas. Lamentablemente, la temporada en esta zona es de Mayo a Septiembre, pero bueno. Os dejo las fotos para que os hagáis la idea de cómo es la bajada.








Una vez abajo, llegamos a un río, con un puente que se sostenía por los pelos.



La siguiente parada era una visita a una casa tradicional Hmong; pero, antes, pudimos ver cómo la modernidad llega a todas partes, y un grupo de Dzao estaba transfiriendo melodías por Bluetooth en sus móviles, mientras el resto cosía. ¡Manda huevos!



La entrada de la casa Hmong, con sus motos en la puerta daba una impresión de cercanía con tiempos presentes.



Pero el interior, no. Suele haber una cama para la madre y los niños más pequeños, mientras los hombres y jóvenes duermen alrededor del fuego. Al otro lado la cocina. Una cosa muy curiosa es que los Hmong se lavan las manos en un barreño de agua con un tinte azul oscuro, y, por eso, las manos, y, al tocarse, la cara están azuladas. No es que sean unos cerditos, es un tema tradicional.


Al salir, más campos de arroz. Yo creo que aquí pueden sacar arroz para todo Vietnam :DD




Era el momento de la parada para comer, también incluido en el viaje. Esta vez era en una casa Tay, que han puesto de moda para ‘HomeStay’; te quedas con ellos una o dos noches en su casa, comes su comida y les ayudas un poco en las tareas. Supongo que en la casa donde íbamos a comer ya estaban muy acostumbrados, porque tenían las bebidas a un lado, previo pago.


En el porche, mientras hacían la comida, una mesa de billar.


La comida era más de lo mismo: arroz, huevos, pan, verduras y fruta. Todo amenizado con un licor que hacen en esta zona.


Como no tenían café, tuvimos que hacer una paradita un poco más adelante. Nuestro grupo de vendedoras se había quedado en la zona de la comida, pero nos ‘asignaron’ a otras :DD


Ahora, nos tocaba empezar a subir por la montaña. Una buena vista, pero cansado.




Incluso unos búfalos hacían el paisaje más ameno.



Y nuestras vendedoras seguían subiendo con nosotros.


Para reponer fuerzas, el guía nos llevó a su poblado Tay, a casa de su primo, que había empezado a hacer HomeStay. Le compramos un agua y una cervecilla, y el tío se animó y nos sacó una botella de vodka de arroz para celebrar el Año Nuevo.


El tipo no paraba de rellenarnos el vaso y de enseñarnos brindis en Tay-Vietnamita, y no nos quejábamos mucho. El pobre se sorprendió de nuestro aguante, y nos siguió. Y las cosas terminaron desmadradas, como era de esperar :P




Al menos, le dejamos una buena propina. ¡Qué menos! Quizás, son los primeros vietnamitas amables que hemos encontrado en el norte, jaja.

Tras el avituallamiento, más subir. Más arroz. Más vendedoras. Más frío. Pero buenas vistas y gente amable.








Varias paradas para fotos.







Finalmente, llegamos a la cima, con nuestra última vendedora, que, de hecho, iba camino de su casa, por eso nos acompañaba.



Por fin empezamos la bajada, con las mismas vistas, y con una novedad: un bosque de bambú. No es como el de Kyoto, pero bueno. Eso sí, mensaje del guía: ‘Cuidado con el bambú, porque esconde muchas serpientes’. Ni tocarlo.


Llegamos al último poblado donde nos recogía el chófer. Una cascada y un puente.



Un búfalillo dejándose tocar.


Y unos vecinos solventando sus problemas con una pelea de gallos.


De vuelta al hotel, a tomar una buena ducha caliente. En el lavabo del nuevo hotel, me sorprendió la decoración de los azulejos… Bueno, juzgar vosotros mismos.


(* Nótese el pelillo del sobaco :DD)

Habíamos andado unos 20 kilómetros, por lo que no había ganas de mucho. Nos quedaba en el hall del hotel, pillando la señal de Internet de la tienda de al lado. Mientras Lucho y Elena miraban el correo y leían algo de información, Alex y yo nos vimos una peli que tiene muchos paisajes de Vietnam: “Apocalipsis Now” (aún no entiendo por qué coño traducen ‘apocalipsis’ al castellano y no ‘now`).

Al acabar, nos fuimos a acostar, con la reflexión de entender la película menos cada vez que la veo, jeje. Luisito me tendrá que ayudar en esto.

Control de Gastos:
- Desayuno: 100000 VND (3,92 €)
- Tour Lao Chai: 440000 VND (17,24 €)
- Comida: 60000 VND (2,35 €)
- Propina: 75000 VND (2,94 €)
- Bebidas: 30000 VND (1,18 €)
- Cena: 245000 VND (9,60 €)
- Hotel: 190000 VND (7,45 €)

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