viernes, 6 de agosto de 2010

Regreso a Moscú con Sveta y Max

Día 254-255
Pyatigorsk - Moscú

Preparar la maleta y dirección a la estación, otros dos días más de tren de regreso a Moscú, donde nos esperaban Max y Sveta, esos especímenes como Elena, nacidos en Moldavia, pero de familias rusas. Primero, lo más duro, la despedida. Allí, todas llorando, con regalos y comida, pidiendo la fecha de la próxima visita. Pero la capital nos llama: como en la canción de “Gorky Park”: ‘Moscow Calling’, que sigue el mensaje de “The Clash”: ‘London Calling’. La promesa, que los niños aprendan castellano y saquen buenas notas.

Más calor, muchísimo, y otra vez la negociación fallida. Esta vez, los compañeros son un poquito más viejos, pero igualmente sociables. Es brutal la gente normal en Rusia. Al comer y al beber, todo se ofrece. La primera noche, aguanté como bien pude el calor, pero el segundo día, ya no podía sudar más, imposible. Así que decidimos invertir todo el dinero en el vagón restaurante, al que fuimos con un chico ruso muy joven que trabajada en Sochi e iba a San Petersburgo a ver a una de sus novias. ¡Esto es Rusia! Los chicos tienen derechos a tener más de una novia, mientras no se conozcan :P

Se acabó el sudor, pero subió la cerveza. Menudo morado con el borrachuzo ese, con el me expresaba como bien podía. Pero lo pasamos muy bien y no pasamos nada de calor. ¡Viva el puto aire acondicionado!

Llegamos a Moscú sobre la 1 de la madrugada, y nos esperaban Sveta y Max. ¡Pobres! La hora que era y ellos esperando en el coche. Al menos, el tren en Rusia es muy puntual, así que la hora de llegada, es la hora de llegada. Metimos todo en el coche y fuimos a su casa, donde tenían la nevera llena de cerveza muy fría y algo de comer. Yo ya había conocido a Max y Sveta de nuestras visitas a Moscú, así que no eran desconocidos. Obviamente, Elena los conocía desde hacía muchos años, cuando decidieron salir de Chisinau en dirección a otras ciudades. La sorpresa es que van a ser papas, porque Sveta está embarazada de 4 meses. Lo malo es que a Max le habían quitado el carnet de conducir por una discusión con un guardia (tan común aquí, tristemente) y Sveta había empezado a conducir hacía 2 meses… y queríamos ir a Súzdal y Vladimir.

La única pega fue que al llegar a Moscú había muchísimo humo, casi costaba respirar, y un calor récord en la historia de los registros de Rusia, 42 grados. El humo se debía a que el calor había arrancado varios incendios alrededor de Moscú, como 120 incendios, y no se veía más de 10 metros delante de ti. ¡Fatal! Al menos, nos enfriamos con la cervecita de Max, y nos reimos porque Sveta, con Davinka en la barriga, no podía beber y se le caía la baba :D

Control de Gastos:
- Desayuno: 23 RUB (2,47 €)
- Taxi: 20 RUB (2,15 €)
- Comida: 25 RUB (2,69 €)
- Cena: 45 RUB (4,84 €)
- Bebidas: 29 RUB (3,12 €)

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